Un 20 de Abril Maritza venia con su hermana Judith muy
triste de la feria anual del pueblo pero Maritza se había encontrado con su
novio y estaba con otra chica, su hermana Judith le rogaba que no la dejara
sola, que quería ver a su guitarrista que ella entendía que se sentía mal pero
que sus padres tan estrictos no la iban a dejar sola en el jardín con él,
además había prometido llevar a un amigo para presentárselo a ella, a lo que
Maritza refunfuño rápidamente
Caminan a paso lento, más por el ánimo de la hermana
menor, que tenía el corazón roto y el orgullo herido. Llegan a casa y entre la
gente dos chicos con guitarras uno ojos verdes cabello negro y barba se queda
viendo a Maritza y el otro rubio también muy delgado se acerca amigablemente y
las saluda con mucha soltura a las hermanas.
-Igualmente—
responde ella disimulando un poco la impresión que le causa su mirada, esos ojos verdes esa mirada fija, sin embargo unos minutos después ella recuerda lo ocurrido en la feria y su ánimo vuelve a decaer estuvieron un rato que para Maritza parecieron horas, porque ella lo que quería era ir a su cama llorar y dormir y pasaron los días casi un mes.
Maritza un día sale del instituto y en la esquina esperando el autobús ve que la está esperando a ella, Alberto, él se acerca a ella y le dice
-Qué difícil es verte -- y sonríe
Ella quedo un poco desconcertada porque no se esperaba
que Alberto la estuviera esperando solo sonrío y saludo como si nada, Maritza
tenía la capacidad de disimular sus emociones de, aunque fuera lo más increíble
ella estar tranquila y no expresar nada, que ella no quisiera que los demás se
dieran cuenta y así fue Alberto no sabía si ella se alegraba o no, solo lo
saludo el le invito a tomar un helado y ella dijo que no, que mejor el sábado y
el le dijo cuando quieras igual mente no dejo de pensar en ti desde el día en
que te conocí así empezó una historia de amor que lleva décadas, no en el amor
perfecto pero si en el amor verdadero